martes, 31 de diciembre de 2013

Pacto de estado por la educación

Durante los últimos meses, con la aprobación de la LOMCE, su aplazamiento y las multitudinarias protestas que esta provocando, muchos profesionales de la educación estamos sumergidos en una crisis. Sin ir más lejos, como profesor de Tecnología, asignatura que en pleno Siglo XXI parece abocada a su desaparición así como la Educación Plástica y Visual o la Música, auguro un futuro incierto para ni carrera (y para la formación integral de mis hijos). Del mismo modo, profesores y estudiantes universitarios, de FP, de la ESO contemplan esta enésima reforma con consternación y escepticismo. 
La LOMCE se apoya en datos más que discutibles tomados del informe PISA, pero más que reflexionar sobre dicho informe parece agarrarse a él desesperadamente para justificar su necesidad. Adolece de la falta de una memoria económica, ignora los recursos personales con los que cuenta el actual sistema educativo (qué profesores hay, que especialidad tienen, de qué profesores se dispone para impartir unas u otras asignaturas), y los materiales (de dónde se va a sacra el dinero para los cambios necesarios) y es contradictoria en muchos de sus puntos. Es, ante todo, una reforma con mucho más calado ideológico que práctico que ha prescindido de la mayoría de los protagonistas del fenómeno educativo (profesores, padres y alumnos)
Durante muchos años, se ha pedido desde la comunidad educativa un pacto de estado entre todas las fuerzas políticas, que incluya a toda la comunidad educativa y que aporte al sistema educativo las características que permitirán una mejora que todos deseamos en resultados y funcionamiento. Hay numerosas razones para llegar urgentemente a este pacto, entre ellas:

  • Estabilidad: el sistema educativo es muy complejo y no se puede adaptar a reformas continuas: los medios personales (profesores, auxiliares, especialistas) y materiales (centros, aulas, ....) no se pueden "inventar a la medida"
  • Integración: la historia de la educación durante la democracia española parece una partida de ajedrez entre los dos partidos mayoritarios: gobierno yo, regulo yo; gobiernas tú, regulas tú. Muchas veces se han ignorado las características fundamentales del sistema educativo y a sus miembros. Considero que la democracia nos tiene que incluir a todos.
  • Realismo y coherencia: La educación debe ser coherente en sus propios principios. Se debe delegar más en los especialistas en la educación (profesores, pedagogos) y menos en auditorias y pruebas externas. Si se persigue una cultura del esfuerzo no se puede prohibir por ley que los alumnos lleven deberes a casa (caso reciente en galicia). la cultura del esfuerzo no se limita en absoluto a las aulas. Sin promover la participación de familias y el compromiso de los alumnos fuera de las aulas, nos vamos a tropezar una y otra vez con la misma piedra.
  • Tener en cuenta al profesor: los profesores pasan muchas horas al día en el aula con los alumnos. ven las dificultades de estos y viven los aciertos y las deficiencias de los diferentes sistemas educativos en primera persona. pero cuando opinan, muchas veces se les tacha de conservadores, acomodados, incluso vagos, normalmente, porque suponen un obstáculo para los políticos que quieren regular con leyes y decretazos sin pasarse por el aula.
  • Tener en cuenta al alumnado: sus necesidades actuales, sus dificultades. los alumnos son tratados como niños indefensos (lo que es mentira) en las aulas, por ser menores de edad, pero al salir del Centro educativo se convierten en consumidores perfectos. poco importan sus exámanes, sus tareas, si pueden estar enganchados a la tele o a la consola o al ordenador  (y no precisamente para aprender a manejar las Tecnologías 2.0)
Desde este blogg, y en cualquier foro, no me cansaré de insistir en la necesidad de este pacto. No es tarea fácil, en absoluto, porque la comunidad educativa es compleja y los interesés se encuentran muy a menudo pero es posible y,ojalá, algún día se consiga, por el bien de todos

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